viernes, 22 de mayo de 2015

La Policía "lee como quiere"

En este país nadie puede referirse al tema de la incidencia delictiva, Este es un asunto exclusivo de la Policía Nacional o, al menos, eso es lo que parece haber dejado claro la primera comisionada Aminta Granera, cuando llamó a conferencia de prensa para comentar los resultados de una encuesta sobre seguridad subjetiva que publicó recientemente un organismo no gubernamental.

El mensaje claro detrás de la intervención de la directora general de la Policía Nacional es que esa institución es la única voz autorizada en materia de seguridad ciudadana y cifras estadística. Además, se ha pretendido que esa voz tiene ciertas características y, la principal de ellas pareciera ser que lo que diga la Policía es verdad absoluta". Lo que digan las autoridades policiales en esa materia es "Palabra de Dios" y dogma que nadie puede producir e interpretar, Sólo ellos. Amén.

El Instituto de Estudios Estratéicos y Políticas Pública (IEEPP), que nació hace un poco más de 10 años como un organismo de la sociedad civil para estudiar los asuntos de seguridad ciudadana y defensa nacional, publicó recientemente una encuesta de percepción de la seguridad ciudadana y concluyó, basados en los resultados, que la población está más preocupada porque percibe que los delitos violentos se han incrementado, principalmente los asaltos con armas y homicidios.

Esto parece haber inquietado a la jefatura de la Policía Nacional, quien debe "presentar siempre" resultados positivos frente a una exigencia del Ejecutivo, fundamentalmente porque existe una política general que pretende presentar a Nicaragua y su sociedad como un estado de armonía, paz y seguridad permanente. "Vivir bonito" es la línea oficial y el incremento delictivo - y tambien de la percepción - es un problema inaceptable.

Sin menospreciar los esfuerzos que hacen policías de línea y oficiales de bajo rango que patrullan a diario las calles de Managua, la verdad es que la Policía no es omnipresente ni todopoderosa y que los delitos violentos han aumentado objetivamente. Dos zonas repuntan con homicidios que no se registran en las estadísticas oficiales por ese prurito de presentar sólo resultados positivos ante el Ejecutivo: Ayapal y Rivas.

En el primero, Ayapal, por ser una zona alejada, un mudo casi extraño para los de la capital y la atención de los medios de comunicación, ya se han registrado más de 12 muertes violentas en lo que va del año. Este dato está sacado de lo que han publicado los diarios y de reportes que han llegado a la Iglesia Católica. Entre los muertos hay dos familias a las que han exterminado casi a todos sus miembros.

La luz roja está palpitando en Ayapal por la violencia de sus crímenes. Éstos están necesariamente vinculados al accionar del crimen organizado que ha conquistado ya espacios geográficos considerables en la zona de Río Coco abajo, partiendo desde Ayapal. Poblados tan alejados que no aparecen en el mapa, como San Jerónimo, Santa Fe y La Esperanza están siendo azotados fuertemente por las muertes violentas. Esos muertos no son parte de la tasa de 9.5 homicidios por cada 100 mil habitantes que oficialmente la Policía ha presentado como unos de sus principales logros.

Rivas, donde se sabe que desde hace mucho tiempo el crimen organizado domina rutas y zonas geográficas - aunque esto sea negado por las autoridades - ha venido presentando una ola de crímenes violentos que los medios de comunicación han registrado.

Estas inquietudes fueron planteadas en la conferencia de la Primera Comisionada, pero las preguntas de los periodistas fueron obviadas. No hay respuesta oficial. Peor aún, cuando una voz independiente se alza diciendo que hay problemas en la percepción de la seguridad, la Policía riposta de inmediato interpretando como quiere los estudios independientes. Vuelve a nuestros tiempos aquella famosa frase usada por los antiguos agentes del orden de los 70, cuando se les increpaba sobre algo: "La Guardia lee como quiere".

Y este es el punto. Lo que diga la Policía en materia de seguridad, no es la verdad absoluta. Decenas de académicos con nivel de doctorado han cuestionado las cifras oficiales de los cuerpos policiales en el mundo. La conclución es que las cifras policiales sólo representan la tasa de denuncia y nunca la realidad objetiva de los delitos. Por lo tanto, la pretención de la Policía Nacional y su Jefatura, en el sentido de que sólo ellos tienen autoridad para referirse a los índices delictivos, es una muestra de soberbia infinita.

Lo que me lleva a un último punto.. La sociedad civil debe procurar conseguir fondos para medir no sólo la percepeción, sino también la tasa de victimización y la tasa de cifras negras o delitos no denunciados. La Policía y el gobierno no lo va a hacer porque no les conviene.

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